Los ojos del Guadiana

Los Ojos del Guadiana se sitúan en el término municipal de Villarrubia de los Ojos (Provincia de Ciudad RealEspaña), y son las fuentes tradicionales, o el punto de surgencia principal histórica donde convencionalmente se considera que nace el río Guadiana.

Esto era debido a su potencia y constancia, ya que el resto de afluentes de cabecera (ValdejudíosRiánsaresAmarguilloZáncaraCigüelaCórcoles y Azuer) eran ríos de un marcado carácter estacional con acusados estiajes, siendo habitual que pasaran tiempo sin correr.


Existe otro tramo del Guadiana, denominado Guadiana Viejo, que nace a cotas superiores (a 1040 msnm, en los alrededores de las Lagunas de Navalcudia), y que, posteriormente, se infiltra aguas abajo de las mismas Lagunas de Ruidera, una vez pasado el embalse de Peñarroya, por lo que se consideraba, de un modo mítico o legendario, que este Guadiana Viejo volvía a aparecer en los Ojos del Guadiana.

La realidad es que el sistema hídrico del Guadiana no es una corriente subterránea como tal, sino un enorme sistema acuífero formado por estratos porosos de caliza, que permiten tanto la infiltración del agua como su discurrir general hacia el noroeste, a favor de la pendiente del terreno. Esto provoca que el agua pueda desplazarse lentamente, acumularse en las zonas más bajas y emerger allí donde el terreno corta el nivel freático, como sucedía en estos manantiales. Por ello la leyenda del río que emerge de nuevo, si no exacta, al menos desde un punto de vista hidrogeológico podría aproximarse a la realidad.




La palabra "ojos" deriva de una confusión etimológica popular, puesto que en árabe la palabraʿayn significa tanto "ojo" como "fuente, manantial". El lugar sería originalmente llamado, pues, "Fuentes del Guadiana", pero sería después mal traducido como "Ojos del Guadiana".

En el acervo popular, los lugareños identificaban los "ojos" con aquellos puntos de las zonas encharcadas de donde el agua manaba constantemente; debido a la presión, su fondo se encontraba libre de vegetación y arena, lo que le daba un aspecto más oscuro que el resto; de ahí la analogía que ha llegado hasta nuestros días.

       





Carlota Fuentes Ugena





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